La salida

Después de una tanda de unos fuertes arañazos la puerta cedió cayendo con un estruendoso sonido, haciéndoles saber que ese ser había entrado, llamado por el ruido que provenía del edificio.

Y allí estaba, bloqueando la única salida.

El herrero terminó de afilar el hacha y me la lanzó, como señal de que estaba lista y afilada para terminar el trabajo, si no quería que más de ellos inundarán el lugar.

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